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OBJETIVOS DEL CURSO

Objetivo general Aportar una herramienta de trabajo que facilite el manejo de situaciones en materia de relaciones personales y que proponga opciones diversas que puedan evitar conflictos, con el fin de fomentar la cultura del buen servicio a los usuarios de servicios que brindan las entidades públicas.

Objetivos específicos

• Obtener una mayor comprensión de la importancia del usuario. • Tomar conciencia de que la imagen que los usuarios tienen de la institución depende en gran manera del trato personal dispensado por los responsables de la atención directa • Responder oportunamente a las necesidades de nuestros usuarios. • Conocer y aplicar las reglas del servicio. • Reconocer un modelo útil en el trato al público que se aplique de manera natural y uniforme. • Lograr la participación y la implicación de todo el personal en la filosofía de excelencia en el servicio al usuario.

CUESTIONES FUNDAMENTALES

• Una atención siempre debe ser justa, oportuna, razonada y defendible ante posibles quejas. • El usuario ve en nosotros a la Entidad Pública, nuestra actitud puede mejorar o estropear el esfuerzo de todos los profesionales en un segundo. • Comentarios negativos sobre procedimientos internos o acerca de compañeros son inútiles para el usuario, quien sólo los ve como muestra de deslealtad e incompetencia de quien los realiza. • Nuestra mejor contribución es dotar a los procesos de transparencia, inmediatez y simplicidad.

EXPECTATIVAS DEL USUARIO

Las expectativas de los usuarios son cada vez mayores: no se conforman con una atención de mala calidad, no son fáciles de contentar, porque están bien formados e informados. Tenemos que contar con ello, estar preparados.

El ideal de éxito y calidad, sin embargo, reside en superar esas expectativas, sorprender favorablemente. Ello no significa endosar información o instrucciones innecesarias, pero sí dar una respuesta adecuada, completa, rápida y fiable, que aporte valor adicional a lo que sería una solución de trámite. Entre las expectativas del usuario actual pueden citarse:

• Eficacia: obtención real de resultados y respuestas. • Rapidez: el tiempo es factor fundamental, siempre escaso y valioso. • Facilidad: simplicidad, comodidad, ahorro de esfuerzo • Concentración: encontrar la respuesta completa en un sitio, por una sola vía. • Fiabilidad: garantías sobre el valor y calidad de la información recibida. • Trato individualizado: atención a las peculiaridades personales

En definitiva, el usuario define qué es lo relevante y los ritmos y tiempos. Nosotros intentamos adaptarnos a él, no al revés. El usuario establece los problemas, nosotros buscamos las soluciones. La satisfacción de la necesidad de atención de los usuarios es la de la eficiencia del sistema para el que trabajamos.

Al usuario no le gusta que:

• Le neguemos la razón. • Le cortemos diciendo o dando a entender que no es asunto o competencia nuestra su problema. No obstante, si realmente no es competencia nuestra, debemos redirigir la atención al área pertinente o con la persona adecuada.

• No nos disculpemos ante equivocaciones. Debemos reconocer los errores cometidos, pero este reconocimiento no nos ha de colocar en una situación de inferioridad, ya que nuestra actuación posterior no tiene que estar influida por un sentido de culpa mal entendido.

• Nos pongamos nerviosos. Esta circunstancia es a veces inevitable, bien sea por motivos personales, por falta de personal, etc. Si la situación se pone tensa, y siempre que esto sea posible, conviene derivar con sutileza al usuario a otra persona que lo atienda.

Debemos evitar:

• Levantar el tono de voz cuando hablamos con un compañero que no está a nuestro lado. Es mejor levantarse y acercarse.

• Conversar con otros empleados en el puesto de atención al público.

• Contar al usuario los problemas internos de nuestra entidad.

• Dar explicaciones de asuntos concernientes a otros Servicios, aunque creamos que conocemos el tema. Es mejor encaminar al usuario al lugar correcto, que arriesgarse a dar alguna información que pueda ser incorrecta.

• Hablar de temas personales delante del usuario. Si se reciben llamadas personales que hay que atender por algún motivo concreto, es mejor canalizarlas a algún lugar que no esté a la vista del público. • Mezclar lo personal y lo profesional

• Demostrar demasiada familiaridad en el trato con algunos usuarios conocidos o habituales. El resto de los usuarios que esperan ser atendidos pueden malinterpretar lo que está viendo como una señal de favoritismo o de pérdida de tiempo.

• No mirar a nuestro interlocutor o hablarle de lado.

• Mostrarnos tensos, preocupados o distantes.

• Mostrarnos desinteresados o negativos.

• Dedicarnos a otras cosas mientras el usuario está hablando. Si tenemos algún tema urgente para terminar, es mejor terminarlo después. También es posible que mientras el usuario hable, nosotros empecemos a consultar el ordenador, precisamente para empezar a resolver lo que se nos está planteando o revisemos la documentación que nos presenta, en este caso, lo advertiremos a nuestro interlocutor, para que la situación no dé lugar a equívocos.

• Utilizar palabras demasiado técnicas, o demasiado familiares o ambiguas: conviene ser sencillo en el lenguaje.

HABILIDADES PERSONALES

ATENCIÓN PRESENCIAL

La atención presencial implica una comunicación inmediata: el servidor y el usuario intercambian mensajes de manera continuada, utilizando, además, el lenguaje no verbal. Por este motivo, es fundamental que el proceso de atención se desarrolle de la manera más adecuada y efectiva posible.

Para lograr que el proceso de atención presencial sea lo más satisfactorio posible tendremos en cuenta las siguientes consideraciones:

Intentar: • Acoger y tratar al usuario de manera amable y cordial. • Preguntar cuando no se está seguro de haber comprendido la necesidad del usuario y reformular las cuestiones importantes • Mantener el orden en nuestras mesas y puestos de trabajo.

Evitar: • Responder llamadas telefónicas mientras dure el proceso de atención. • Interrumpir • Sacar conclusiones precipitadas.

Cómo acoger al usuario de entrada

La acogida es la llegada del usuario a nuestro trabajo y el inicio de la relación. Produce una primera impresión en él que es fundamental para el posterior desarrollo de la comunicación. Ser y mostrarse accesible/disponible es el primer paso en un buen servicio. A ello contribuye la organización física y visual del entorno y nuestras actitudes o acciones (gesto expectante, mirada de reconocimiento, atención sin demora).

La prioridad es estar disponible para el público, ofreciendo la impresión de que el usuario jamás interrumpe, evitando transmitir la sensación de tener otra ocupación más importante. Aunque se pueden desarrollar muchos trabajos internos en momentos de baja afluencia, no debemos parecer tan absorbidos como para causar rechazo en el usuario.

Los mostradores y despachos públicos deben estar siempre atendidos, y por tanto planificado el régimen de sustituciones y turnos para conseguirlo. El personal que los atiende será accesible física y visualmente, facilitando el acercamiento. No conviene estar no visible, de espaldas o de lado, etc., sino entrar en contacto visual con nuestros usuarios: mirarlos y que nos vean.

Cuando veamos usuarios desorientados, dubitativos o expectantes, debemos ofrecer ayuda, interesarnos: “¿Puedo ayudarle en algo?”, “¿Está atendido?”, “¿Encuentra lo que busca?”

Cuando sea necesario, es pertinente provocar el diálogo si el usuario no lo inicia, animarle a que se exprese.

Hemos de tener a mano bien actualizada y clasificada, la documentación necesaria (folletos, impresos, horarios, normas, carnets, listados y material de apoyo) para facilitar las respuestas o relaciones más comunes.

Muchos usuarios son reacios a pedir ayuda o a reconocer que la necesitan y no son autosuficientes. Debe actuarse con tacto, trasmitiéndoles nuestra disposición y función de ayudarles

En cualquier momento, y como norma habitual, derivar el problema o consulta a otra persona, sección o unidad, pero NUNCA responder simplemente con un “no lo sé”, o “no se puede hacer nada”. Tomar nota del teléfono o correo electrónico del usuario también puede resultar conveniente para informarle de los resultados de nuestras posteriores indagaciones.

En cuanto convenga y sea oportuno, es bueno identificarse con el nombre, para personalizar la relación, crear confianza y establecer vínculos.

Conviene hacer transparente el compromiso personal con la resolución del problema del usuario: “En cuanto tenga un momento, lo consulto y le llamo”, “Yo me encargo”

Cuando estemos con algún usuario que ha de ser atendido por otro compañero, debemos acompañarlo y presentárselo personalmente, indicándole además delante de él qué asunto ha de resolverse. Si simplemente se le remite a otro servidor sin mayores detalles, tendríamos que iniciar las explicaciones de nuevo y lo conseguido hasta entonces se pierde y le haríamos perder el tiempo tanto a él como a nuestro compañero. Si resulta físicamente imposible acompañarle, al menos pondríamos en antecedentes a nuestro compañero por teléfono.

Debemos tener en cuenta que algunos usuarios o problemas pueden requerir confidencialidad o discreción, aun cuando nos parezcan asuntos inocuos. Cuando lo detectemos, actuaremos en consecuencia: “Pase al despacho, por favor”

La comunicación e interacción con el usuario

Con carácter general se deben tener en cuenta cuatro variables fundamentales que pueden afectar positiva o negativamente la interacción del personal de atención al público con el usuario:

a) Actitud corporal:

• Mirar a los ojos. El contacto visual indica que el canal de comunicación está abierto.

• Saludar con la mirada. Es la manera de informar al usuario de que somos conscientes de su presencia y estamos en disposición de atenderle.

• Sonreír y utilizar gestos que indiquen que estamos receptivos y abiertos. Ayuda y facilita la comunicación.

• Utilizar una buena postura. Indica nuestro grado de atención y disponibilidad. Evite cruzarse de brazos pues esto muestra un sentido de desinterés ante el usuario.

b) Expresión oral:

• Saludar. En la atención presencial es el inicio de la comunicación.

• Comunicarnos con claridad y simplicidad. Nuestra forma de expresarnos debe ser clara y sencilla para ayudar a la comprensión por parte del usuario.

• Usar un vocabulario fácilmente comprensible y ajustar, en la medida de lo posible, el lenguaje al nivel académico y circunstancias particulares del usuario.

• Emplear un tono de voz adecuado. No es necesario hablar con un tono de voz alto para ser escuchado, tiene una connotación de autoridad que en servicio al usuario puede ser contraproducente. Tampoco hablar muy bajo es la técnica correcta, esto refleja inseguridad. Si el ambiente lo permite, un tono de voz moderado es apropiado para que las personas escuchen sus palabras y las reciban adecuadamente.

• Hablar pausado y claro de forma que el usuario alcance a escuchar cada palabra.

• Utilizar siempre el “usted” como fórmula para dirigirnos a cualquier usuario en un primer momento, con independencia de su categoría, edad, condición etc.

• Dar mensajes claros, directos y coherentes. Si tenemos que hacer algo mientras le atendemos (consulta a la base de datos, llamada telefónica, ir a buscar un impreso, etc.), lo explicaremos. De lo contrario podemos producir una sensación de desconcierto en el usuario.

c) Escucha activa y asertividad

Una vez que el usuario empieza a hablar hay que poner en juego la Escucha activa. Hay que enterarse de lo que dice, no de lo que nos parece que dice.

A veces recibimos muchos datos que esconden la información que necesitamos para iniciar la atención al usuario. Otras veces tenemos que completar la información recibida haciendo las preguntas pertinentes.

Tanto para una cosa como para la otra, es necesario captar lo que nuestro interlocutor nos quiere decir. Ser precipitados al principio puede hacernos perder el tiempo al final. Para saber escuchar es necesario:

• Tener la mente abierta • No pensar “Ya se lo que me va a decir”. • Intentar relajarse • Procurar tener una actitud positiva. • Ser amable y demostrarlo. • Pedir aclaraciones y preguntar en el momento oportuno; es decir, cuando nuestro interlocutor crea que se ha expresado suficientemente. • Saber identificar los problemas. Estar atento a las dificultades que aparezcan en cada caso. • Ofrecer la información necesaria. Evitar dar información no solicitada por el usuario que pueda provocar confusión en la respuesta.

La Asertividad es una técnica que nos hace capaces de manifestarnos tal y como somos, diciendo lo que pensamos, sin provocar en las otras personas conductas agresivas, de rechazo o de huida, y además, sin guardar internamente ningún sentimiento de lucha o agresión. También nos ayuda a aceptar y canalizar las críticas como una aportación positiva y como un elemento para mejorar profesionalmente.

ATENCIÓN TELEFÓNICA.

La atención telefónica también tiene carácter inmediato. Sin embargo, la comunicación se realiza únicamente a través de la palabra, por lo que es primordial, no sólo el mensaje comunicado, sino la forma de comunicarlo y, sobre todo, nuestro tono de voz. Éste deberá adecuarse a las circunstancias de la conversación, vocalizando y a una velocidad menor que si se tratara de una atención presencial.

Al teléfono nuestra sonrisa “se escucha”, se percibe al otro lado de la línea.

Recomendaciones generales en la Atención Telefónica.

a) Recomendaciones relacionadas con el entorno:

  • Tener el teléfono bien accesible y adoptar una postura cómoda durante la comunicación.

  • Sostener el auricular con la mano contraria a la que se utiliza habitualmente para escribir, con el fin de tener esa mano libre para anotar los mensajes.

  • Tener los documentos y material necesarios para una correcta atención de la llamada bien cercanos y a la vista: el equipo de cómputo con todos los programas necesarios.

  • Evitar en la medida de lo posible los ambientes ruidosos que dificulten la concentración o que puedan interferir la llamada atendida.

b) Recomendaciones relacionadas con la actitud personal:

  • Ser educado con sus interlocutores, debiendo expresar cordialidad y amabilidad

  • Ser positivo con sus palabras.

  • Cuidar el tono y el volumen de la voz.

  • Vocalizar adecuadamente. La velocidad de locución no debe ser tan rápida como para resultar ininteligible al receptor. Tampoco será muy lenta pues denota inseguridad y poca convicción. Si es necesario, deletrear la palabra.

  • No dudar en reformular la demanda para ver si la hemos entendido bien

  • Intentar ser concreto en las informaciones que aportamos.

  • Para hacerle entender que se le escucha con atención se recomienda intercalar, mientras mantenemos la conversación, expresiones del tipo “sí”, “de acuerdo”, “entiendo”, etc.

  • En el caso de que nuestro interlocutor se muestre desconfiado, ponga objeciones, exprese signos de protesta, se muestre agresivo, etc., es importante no entrar en su misma dinámica, así como escuchar de forma abierta no adaptar la misma actitud de nuestro interlocutor.

Recepción de llamadas

La atención de las llamadas telefónicas empieza ya antes de iniciar la conversación con la prontitud con que descolgamos el teléfono. Lo más recomendable es que el número de tonos no exceda de tres.

• Fórmula de bienvenida: identificación de la unidad.

• Llamadas Internas:

Con carácter general, se identificará claramente el puesto de trabajo.

• Llamadas Externas:

Se comenzará identificando la Entidad Publica seguido por la fórmula de identificación en llamadas internas. Si el resultado es excesivamente largo, se puede buscar una abreviatura.

• Fórmula de saludo. Tras la identificación se hará un saludo del tipo “Buenos días” o “buenas tardes”, que resulta más cordial que el simple “dígame” o el “¿Sí?”.

• Como norma general se pedirá, si el interlocutor no lo ha hecho antes, que se identifique. Será imprescindible cuando se transfiera su llamada a otra persona o cuando la información solicitada así lo requiera.

Para identificar a nuestro interlocutor se utilizarán fórmulas del tipo “Podría decirme su nombre, por favor”, “Con quién hablo, por favor”

• Desarrollo

Lo más común es que el interlocutor realice a continuación su demanda, que será habitualmente de dos tipos:

• Solicitar información, pero sin requerir la intervención telefónica de nadie en particular. En este caso se actuará de la siguiente manera:

  • Proporcionarle la información si se dispone de ella

  • Si no se dispone de la información personalmente o creemos que sus necesidades informativas no han sido satisfechas, se procederá a la transferencia de la llamada a la unidad o persona oportuna dentro de la Oficina o Área.

  • Si la información solicitada no corresponde a la actividad desarrollada en la Oficina o área, se procederá a transferir la llamada a la Central Telefónica, o bien de forma directa le facilitaremos un número correspondiente de la Oficina o área donde consideremos que pueden solucionar su consulta, o en su caso, se procederá a transferir la llamada, todo ello haciendo uso del directorio telefónico actualizado.

• Solicitar la intervención de una persona en particular. Se procederá entonces a la transferencia de la llamada.

• Transferencia de llamadas

Se transferirá la llamada a otro terminal telefónico en los siguientes casos:

• Solicitud de información que nosotros no podemos proporcionarle.

Antes de poner en espera al interlocutor, es conveniente, comentarle que, para poder satisfacer sus necesidades, necesitamos buscar una información o bien transferirlo a otra persona. Explicárselo y preguntarle si está dispuesto a esperar o bien prefiere que lo llamemos con posterioridad una vez que dispongamos de la información, o bien que vuelva a llamarnos transcurrido un tiempo prudencial.

• Interés del interlocutor de hablar con otra persona.

Primero se comentará a nuestro interlocutor si es posible o no comunicarle con la persona que ha solicitado, y después se le pedirá que se identifique. De lo contrario puede parecer que tenemos algún motivo de carácter personal para no comunicarle después de conocer su nombre. Lo normal es que se dé una de estas dos situaciones:

Imposibilidad de conectar con el destinatario de la llamada. (2 opciones)

• Está ocupado:

-Si por cualquier circunstancia se va a demorar la posibilidad de hablar con la persona en cuestión, se le comunicará y preguntará si desea esperar, o bien se le pedirá que llame más tarde o se le llamará en cuanto esté disponible.

-Anotaremos su mensaje -Recordar el mensaje y las conclusiones acordadas

• No está presente:

-Es recomendable utilizar una expresión como por ejemplo “Lo siento, pero en este momento no puede atenderle, ¿podría ayudarle en algo?”.

-En otro caso, anotaremos su mensaje en el sistema pertinente.

-Recordar el mensaje y las conclusiones acordadas

Cuando finalmente se transfiera a la persona requerida la llamada, habrá que informarle de la identidad del interlocutor y del motivo de la misma. De lo contrario, aquél deberá volver a solicitar nuevamente todos los datos al interlocutor.

• Despedida

Se recomienda agradecer la llamada realizada, independientemente de su contenido.

Realización de llamadas

• Planificación

Toda llamada telefónica parte de una necesidad y será conveniente establecer previamente el objeto de la misma.

• Presentación

Se iniciará la conversación respondiendo con el mismo saludo con el que el otro comunicante nos ha recibido. Si nuestro interlocutor no ha utilizado ningún saludo, lo emplearemos nosotros cuando haya finalizado su frase de recibimiento. A continuación, procederemos a identificarnos:

  • En primer lugar, sería recomendable facilitar nuestro nombre

  • En segundo lugar, en el caso de que se trate de una llamada interna, se identificará la unidad o área en la que trabajamos siguiendo las mismas pautas recogidas en la recepción de llamadas; o si es una llamada externa, se identificará la Entidad Pública. En determinadas llamadas externas también se dirá el nombre de la Unidad o área.

En el caso de que se realice la llamada en nombre de alguien, se dirá a continuación de parte de quién se llama.

• Desarrollo

A continuación, realizaremos nuestra llamada. Tanto si se va a solicitar la presencia de un interlocutor determinado, como si se pretende solicitar información, se recomienda utilizar formas verbales condicionales y no con sentido imperativo, tales como: “Por favor, podría comunicarme con ...”, “Por favor, me gustaría hablar con ...”, “Por favor, podría informarme de ...”

• Despedida

Antes de concluir la conversación se procederá, a recordar en caso necesario, junto con el otro interlocutor, lo que se ha acordado, así como:

  • Informarse de las horas más convenientes si debemos volver a llamar.

  • Si hay que enviar un correo o fax, confirmar la dirección exacta, etc.

Se agradecerá el habernos atendido. Para ello se empleará, por ejemplo, la siguiente fórmula: “Gracias por su ayuda, Buenos días/tardes”

ATENCIÓN VIRTUAL. El correo electrónico es uno de los medios de comunicación que más se utilizan en nuestro Servicio, por esto, debe ser revisado regularmente durante el día y dar respuesta inmediata a las consultas o solicitudes que nos realicen por este medio.

En caso de que necesite un poco más de tiempo el ejecutar la tarea, se debe dar una respuesta para hacer saber al usuario esta situación, como por ejemplo:¨Su solicitud ha sido registrada, estoy trabajando en ella, en cuanto lo resuelva se lo comunico, muchas gracias.¨

Ante todo es necesario ponerse en el lugar del usuario. Los buzones electrónicos son otro mostrador más de atención al usuario. La recolección de solicitudes y el suministro de respuestas por esta vía debe estar prevista y organizada.

Al final del correo es importante que aparezca siempre el nombre completo del remitente, puesto y número de teléfono.

HABILIDADES TÉCNICAS

Atención al usuario y servicio de información

Información y orientación general

La información u orientación general es la base de la atención al usuario, la que se facilita para responder de entrada a cualquier solicitud o trámite. En muchos casos es la única respuesta que se necesita de la Entidad Pública, por lo que se trata de un aspecto vital para la relación con el usuario, donde se empieza a generar confianza.

Suele ser información rápida, orientativa, resuelta en el acto, con los propios medios de quien la facilita, etc. Constituye el soporte para otros servicios más especializados o concretos, tales como información especializada. Abarca, pues, un gran número de tramites breves.

La información general, naturalmente, es competencia de todo el personal, pero en particular atañe a quienes atienden los mostradores públicos, de forma estable o esporádica.

Para un buen servicio de información general es preciso exhibir en las cercanías del módulo de atención y en el entorno de accesos (anuncios) documentación impresa: folletos, hojas informativas, impresos, carteles, etc.

Una forma de gestionar la carga de trabajo en preguntas muy comunes es tener respuestas preparadas en forma de hojas o informes impresos, fotocopias hechas, listados de mucho uso, etc.

Información especializada

Constituye la solución de una demanda informativa compleja, que requiere una entrevista de referencia y un análisis detallado del problema. A diferencia de la orientación general, abarca un pequeño número de tramites o relaciones de larga duración.

Es competencia del personal especializado y supone un cierto dominio de los contenidos científicos a los que se refiere la demanda, así como de los recursos y técnicas documentales.

La entrevista de referencia en información especializada para una búsqueda lleva su tiempo, suele responder a una cita previa y desarrollarse en un ambiente de cierta privacidad. Además de aclarar las cuestiones básicas de tipo de usuario, finalidad, urgencia y exhaustividad de la demanda o solicitud, profundiza en:

• La definición precisa y detallada del problema: “Hábleme acerca del tema en que está trabajando”, “¿Qué le gustaría saber sobre X?”

• Anteriores búsquedas o experiencias del usuario en la materia: “¿Qué ha encontrado usted hasta el momento?” ¿Qué documentación le ha sido útil otras veces?” La búsqueda de información, además de una “entrevista de referencia”, suele requerir un trabajo relativamente lento, riguroso, con frecuencia diferido en el tiempo, que implica manejar y contrastar fuentes de información diversas, hacer una selección y valoración de la documentación, presentar adecuadamente resultados, etc. La evaluación de la información es el proceso más delicado y el que mayor valor tiene (y está relacionado con la selección de recursos).

El servicio inmediato suele ser preferido en la solicitud de búsquedas, pero la naturaleza de esta prestación hace que pueda ser más adecuada, por rigurosa y completa, una búsqueda diferida en el tiempo. Sin embargo, la búsqueda en el momento tiene la ventaja de contar con el usuario para orientar las indagaciones. De todo ello conviene advertir al usuario, sobre las ventajas y desventajas, para que elija. Cada tipo de búsqueda puede requerir un procedimiento y siempre caben soluciones mixtas.

Igualmente, conviene informar al usuario de las diferentes posibilidades y estrategias de búsqueda, las fuentes que pueden utilizarse, su cobertura o alcance y los costos que puede suponer, si es el caso. Suele ser pertinente una aclaración sincera sobre el valor de la información facilitada: su fiabilidad, exhaustividad, utilidad, limitaciones, etc. Es habitual que el usuario tenga unas expectativas superiores cuando nos movemos en el terreno de la información electrónica, hay que contar con ello.

No hay que temer sino fomentar la evaluación procedente de los usuarios (“feedback”), ya que nos sirve para aprender y mejorar, para ser más útiles y necesarios. Además, favorece que el usuario sea el que tenga el control sobre los servicios, que “su percepción” nos dirija y oriente (él es quien define la “calidad”), lo que nos ayudará a generar confianza y tener éxito. Necesitamos tanto los reconocimientos como las críticas.

En los servicios llevados a cabo, resulta vital aprender de la experiencia y aprovecharla en nuevos servicios que se prestarán en el futuro. La atención al usuario se mejora, en sus formas y en sus resultados, con la práctica.

ATENCIÓN AL USUARIO

Atención a colectivos especiales

En este apartado, se facilitan pautas de actuación o comportamientos que se pueden utilizar ante ciertos colectivos especiales, los cuales exigen una atención adecuada a su realidad específica. Dichos colectivos son los siguientes:

Adultos mayores

Debemos tener en cuenta que el colectivo de personas mayores representa cada vez una proporción mayor de la población. Por tanto, merecen que nos acerquemos a su realidad específica para poder satisfacer sus necesidades concretas. Su atención no implica criterios diferentes a los del resto, pero si implica poner más énfasis en algunos aspectos para adaptarnos a sus características:

• Acogerles con una actitud cordial, positiva, optimista y constructiva.

• Respetar su ritmo de expresión y comprensión sin impacientarnos.

• Vocalizar correctamente, elevar ligeramente el tono de voz si captamos deficiencias auditivas.

• Hablar con un ritmo moderado o lento, si es necesario.

• Utilizar un lenguaje claro.

• Ser exhaustivos a la hora de dar instrucciones.

• Resumir las instrucciones o los datos generales con notas breves, siempre escritas con letra grande y clara.

Extranjeros

• Tener en cuenta las dificultades de idioma y, por tanto, de comprensión.

• Considerar las posibles diferencias culturales, religiosas, etc.

• Asimilar las especiales circunstancias que pueden presentar.

Personas con discapacidad

Con frecuencia la recepción de usuarios con discapacidad crea cierta inseguridad al personal bibliotecario, poco habituado a atenderlos. La norma básica es ofrecer siempre un trato natural, amable y respetuoso.

Presentamos unas recomendaciones básicas para interactuar apropiadamente con usuarios con discapacidad.

• Nos presentaremos e identificaremos como personal de la Entidad Publica.

• No evitaremos expresiones comúnmente aceptadas y de uso frecuente, como ver, observar, mirar, cuando hablemos con personas con discapacidad visual; andar moverse, etc., cuando hablemos con personas con discapacidad motriz, etc.

• Preguntaremos al usuario qué necesita y sólo ofreceremos la ayuda que nos demande.

• No transmitiremos ni condescendencia, ni compasión, ni sobreprotección.

• Es fundamental que el personal siempre esté atento a la ubicación de usuarios con características especiales para avisarles en caso de emergencias o alarmas.

• Si la persona con discapacidad va acompañada, nos dirigiremos a ella directamente, en vez de dirigirnos a su acompañante como único interlocutor.

■ Discapacidad visual

• No mostrar nerviosismo; se dará cuenta de nuestra actitud tensa.

• Para que capte nuestra presencia llevemos la iniciativa en el saludo, estableciendo un leve contacto de nuestra mano con su brazo y preguntando en que podemos ayudar.

• Hablaremos directamente con la persona invidente que atendamos y no utilizaremos de intérprete a algún posible acompañante.

• Hablaremos con un volumen de voz moderado (los invidentes oyen perfectamente).

• Utilizaremos con naturalidad las expresiones verbales relacionadas con la visión: “Verá como no tiene ningún problema”, “Vamos a ver… ”, etc.) . Estas expresiones son parte del lenguaje que utiliza un invidente.

• Utilizaremos un lenguaje explícito en sí mismo, ya que la persona ciega no ve los gestos que hacemos con las manos ni capta nuestro lenguaje corporal.

• Concretar las posiciones de elementos físicos tomando como referencia a la persona en cuestión: “A su izquierda”, “Justo detrás de Ud.”

■ Discapacidad auditiva

• Antes de hablarles, asegurémonos de que nos mira o llamemos su atención con un gesto que indique que comenzamos a hablar.

• Nunca nos dirigiremos al usuario desde su espalda o desde una dirección donde no pueda vernos.

• Vocalizar con claridad, pero no gritar.

• Hablar poco a poco.

• Construir frases cortas y simples.

• Acompañemos nuestros mensajes con gestos y palabras escritas tantas veces como sea necesario.

■ Discapacidad física motriz

• Tratarlos con naturalidad.

• Démosles la ayuda que necesiten para compensar las dificultades de manipulación y desplazamiento que tengan.

• Si tenemos duda de que tipo de ayuda necesitan, no nos precipitemos y preguntémosles directamente.

• No nos dejemos impresionar por el aspecto físico que tengan.

• Adaptémonos a su ritmo de movimientos.

• Seamos discretos y no preguntemos el origen o las causas de su lesión.

PROBLEMAS QUE SE PUEDEN PRESENTAR

Al atender a un usuario descontento hay que tener en cuenta que, en este tipo de situaciones, a veces todos tienen razón. La persona descontenta cree que tiene buenas razones para estarlo: no es habitual que alguien se enoje por el mero hecho de hacerlo. Posiblemente todo lo que desea en ese momento es poder manifestar su enfado y suprimir la causa que lo ha provocado.

Las situaciones difíciles suelen aparecer por la situación incómoda que en un momento dado, afectan tanto al usuario como al Servidor. Como regla general podemos decir que el comportamiento básico que debemos mantener ante un usuario difícil es el siguiente:

• Calmarlo, escuchándolo atentamente y sin interrupciones. • Empatizar • No presionarlo • Disculparse y asumir la propia responsabilidad si fuera necesario.

Si, pese a todo, la tensión surge por parte del usuario, el empleado ha de intentar:

• Llevar al usuario a un lugar más reservado, donde continúe atendiéndolo.

• Procurar que atienda al usuario otro compañero. Si la situación es un tanto escandalosa, cualquier compañero puede acercarse para ayudar a normalizar la situación.

Un caso común es el de la persona que viene predispuesta a quejarse a la menor ocasión que tenga. En estos casos, se debe poner más énfasis en atenderle correctamente, sin reaccionar a su manera de comportarse. Es decir, no alzaremos la voz, ni adoptaremos actitudes agresivas.

Cuando la persona que estamos atendiendo grita, la postura correcta es no levantar la voz, hablarle pausadamente y en un tono suave. Con esta actitud por nuestra parte se dará cuenta de que no nos intimida y perderá la posición dominante que creía poder conseguir.

Si de todas formas se altera, alza la voz y grita, sin que podamos remediarlo, lo mejor es avisar al superior jerárquico para que lo atienda en otro sitio, ya que a veces estas situaciones alteran a otras personas que están cerca.

Nunca es agradable escuchar reclamaciones. A pesar de ello, no conviene interrumpir cuando se nos presenta una, ya que no conseguiríamos más que alimentar el descontento y provocar que aumente la tensión. Hemos de demostrar que comprendemos el problema, resumiéndolo cuando termine de expresarlo, lo que le hará darse cuenta al usuario de que se le ha escuchado.

Hay que tener cuidado al expresarse: nunca digamos que el problema es poco importante ya que si el usuario se queja es porque lo considera importante. Es siempre recomendable que se le facilite la formalización de una sugerencia o queja para que quede evidenciado por escrito su malestar.

A veces hay quien busca la complicidad del empleado hablando mal de la Institución, aunque exonerando de culpa al trabajador o a los trabajadores con los que se relacionan. No hay que entrar en esa dinámica. Lo mejor es centrarse en la situación concreta que se está tratando y no dejarse llevar por esos comentarios, que, como mínimo, nos harán perder tiempo a nosotros, a la persona que atendemos, y a los que puedan estar esperando

En todo caso, es fundamental tener en cuenta estos tres aspectos:

• No rebajar o culpar al usuario • No culpar a la Institución: nosotros somos la Institución • No responder con ira o agresividad.

Cuando un usuario da una opinión negativa sobre el contenido de una norma en la que apoyamos nuestra gestión, debemos mantenernos firmes en los criterios de actuación y el contenido de las normas, estemos o no de acuerdo personalmente con ellas. De lo contrario, podríamos provocar una conversación que no tendría nada que ver con nuestro trabajo.

Dependiendo del caso puede ser útil utilizar la técnica del “disco rayado”, que consiste en reiterar de forma tranquila y persistente el mensaje que tenemos que manifestar. Así, enfocamos la atención sobre el punto central que queremos hacer entender y no permitimos la intromisión de los razonamientos que se nos hacen para conseguir algo que no es posible.

Una técnica para tratar con las criticas manipulativas es la del “banco de niebla”. Consiste en reconocer que nuestro interlocutor, en parte o en todo puede tener razón, pero que en definitiva nosotros tenemos que ajustarnos a nuestro modo de actuación y no nos sentimos por ello avergonzados o ansiosos, ni estamos a la defensiva: “Sí, tiene Vd. Razón, pero…”, “Sí, es posible que .., no obstante ”, “A Vd. no le falta razón, pero comprenderá que nosotros tenemos que ajustarnos a nuestros procedimientos.”

Este comportamiento verbal no ataca ni ofrece resistencia, el efecto que produce es como el de una nube de niebla que no presenta resistencia contra cualquier objeto que se lance contra ella. Asumir la crítica, siendo conscientes de que todos nos podemos equivocar y sin que tengamos que sentirnos culpables, quita la fuerza a los que pretenden hacer de la crítica un arma arrojadiza.

Un usuario intenta insistentemente que le permitamos un trámite, le demos una información, etc., que no podemos facilitarle.

Le explicaremos con la mayor cordialidad que lo que nos está solicitando no podemos dárselo. Si, pese a nuestra explicación, insiste, puede ser un buen momento para utilizar la técnica del “disco rayado”: le dejaremos hablar y le indicaremos repetidamente que entendemos sus motivos y/o necesidades, pero que, en definitiva, nosotros tenemos que ajustarnos a nuestro modo de actuación.

Derivar a esta persona a la Unidad de Atención a Usuarios sólo sirve para dar a entender que allí pueden hacerse excepciones, lo que es una idea totalmente contraria a nuestra filosofía de servicio.

Uno o varios usuarios están hablando en un tono que molesta al resto.

En estos casos lo más indicado es levantarse y acercarse a la persona o personas y pedirles que salgan fuera para mantener esa conversación, de tal forma que no interfieran el trabajo de los demás.

Siempre que, por el motivo que sea, debamos llamar la atención a alguien, saldremos del mostrador y nos acercaremos al usuario haciéndole ver con la mayor educación que su conducta no está siendo adecuada en la biblioteca e invitándole a que deje de mantenerla.

JT

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OBJETIVOS DEL CURSO

Objetivo general Aportar una herramienta de trabajo que facilite el manejo de situaciones en materia de relaciones personales y que proponga opciones diversas que puedan evitar conflictos, con el fin de fomentar la cultura del buen servicio a los usuarios de servicios que brindan las entidades públicas.

Objetivos específicos

• Obtener una mayor comprensión de la importancia del usuario. • Tomar conciencia de que la imagen que los usuarios tienen de la institución depende en gran manera del trato personal dispensado por los responsables de la atención directa • Responder oportunamente a las necesidades de nuestros usuarios. • Conocer y aplicar las reglas del servicio. • Reconocer un modelo útil en el trato al público que se aplique de manera natural y uniforme. • Lograr la participación y la implicación de todo el personal en la filosofía de excelencia en el servicio al usuario.

CUESTIONES FUNDAMENTALES

• Una atención siempre debe ser justa, oportuna, razonada y defendible ante posibles quejas. • El usuario ve en nosotros a la Entidad Pública, nuestra actitud puede mejorar o estropear el esfuerzo de todos los profesionales en un segundo. • Comentarios negativos sobre procedimientos internos o acerca de compañeros son inútiles para el usuario, quien sólo los ve como muestra de deslealtad e incompetencia de quien los realiza. • Nuestra mejor contribución es dotar a los procesos de transparencia, inmediatez y simplicidad.

EXPECTATIVAS DEL USUARIO

Las expectativas de los usuarios son cada vez mayores: no se conforman con una atención de mala calidad, no son fáciles de contentar, porque están bien formados e informados. Tenemos que contar con ello, estar preparados.

El ideal de éxito y calidad, sin embargo, reside en superar esas expectativas, sorprender favorablemente. Ello no significa endosar información o instrucciones innecesarias, pero sí dar una respuesta adecuada, completa, rápida y fiable, que aporte valor adicional a lo que sería una solución de trámite. Entre las expectativas del usuario actual pueden citarse:

• Eficacia: obtención real de resultados y respuestas. • Rapidez: el tiempo es factor fundamental, siempre escaso y valioso. • Facilidad: simplicidad, comodidad, ahorro de esfuerzo • Concentración: encontrar la respuesta completa en un sitio, por una sola vía. • Fiabilidad: garantías sobre el valor y calidad de la información recibida. • Trato individualizado: atención a las peculiaridades personales

En definitiva, el usuario define qué es lo relevante y los ritmos y tiempos. Nosotros intentamos adaptarnos a él, no al revés. El usuario establece los problemas, nosotros buscamos las soluciones. La satisfacción de la necesidad de atención de los usuarios es la de la eficiencia del sistema para el que trabajamos.

Al usuario no le gusta que:

• Le neguemos la razón. • Le cortemos diciendo o dando a entender que no es asunto o competencia nuestra su problema. No obstante, si realmente no es competencia nuestra, debemos redirigir la atención al área pertinente o con la persona adecuada.

• No nos disculpemos ante equivocaciones. Debemos reconocer los errores cometidos, pero este reconocimiento no nos ha de colocar en una situación de inferioridad, ya que nuestra actuación posterior no tiene que estar influida por un sentido de culpa mal entendido.

• Nos pongamos nerviosos. Esta circunstancia es a veces inevitable, bien sea por motivos personales, por falta de personal, etc. Si la situación se pone tensa, y siempre que esto sea posible, conviene derivar con sutileza al usuario a otra persona que lo atienda.

Debemos evitar:

• Levantar el tono de voz cuando hablamos con un compañero que no está a nuestro lado. Es mejor levantarse y acercarse.

• Conversar con otros empleados en el puesto de atención al público.

• Contar al usuario los problemas internos de nuestra entidad.

• Dar explicaciones de asuntos concernientes a otros Servicios, aunque creamos que conocemos el tema. Es mejor encaminar al usuario al lugar correcto, que arriesgarse a dar alguna información que pueda ser incorrecta.

• Hablar de temas personales delante del usuario. Si se reciben llamadas personales que hay que atender por algún motivo concreto, es mejor canalizarlas a algún lugar que no esté a la vista del público. • Mezclar lo personal y lo profesional

• Demostrar demasiada familiaridad en el trato con algunos usuarios conocidos o habituales. El resto de los usuarios que esperan ser atendidos pueden malinterpretar lo que está viendo como una señal de favoritismo o de pérdida de tiempo.

• No mirar a nuestro interlocutor o hablarle de lado.

• Mostrarnos tensos, preocupados o distantes.

• Mostrarnos desinteresados o negativos.

• Dedicarnos a otras cosas mientras el usuario está hablando. Si tenemos algún tema urgente para terminar, es mejor terminarlo después. También es posible que mientras el usuario hable, nosotros empecemos a consultar el ordenador, precisamente para empezar a resolver lo que se nos está planteando o revisemos la documentación que nos presenta, en este caso, lo advertiremos a nuestro interlocutor, para que la situación no dé lugar a equívocos.

• Utilizar palabras demasiado técnicas, o demasiado familiares o ambiguas: conviene ser sencillo en el lenguaje.

HABILIDADES PERSONALES

ATENCIÓN PRESENCIAL

La atención presencial implica una comunicación inmediata: el servidor y el usuario intercambian mensajes de manera continuada, utilizando, además, el lenguaje no verbal. Por este motivo, es fundamental que el proceso de atención se desarrolle de la manera más adecuada y efectiva posible.

Para lograr que el proceso de atención presencial sea lo más satisfactorio posible tendremos en cuenta las siguientes consideraciones:

Intentar: • Acoger y tratar al usuario de manera amable y cordial. • Preguntar cuando no se está seguro de haber comprendido la necesidad del usuario y reformular las cuestiones importantes • Mantener el orden en nuestras mesas y puestos de trabajo.

Evitar: • Responder llamadas telefónicas mientras dure el proceso de atención. • Interrumpir • Sacar conclusiones precipitadas.

Cómo acoger al usuario de entrada

La acogida es la llegada del usuario a nuestro trabajo y el inicio de la relación. Produce una primera impresión en él que es fundamental para el posterior desarrollo de la comunicación. Ser y mostrarse accesible/disponible es el primer paso en un buen servicio. A ello contribuye la organización física y visual del entorno y nuestras actitudes o acciones (gesto expectante, mirada de reconocimiento, atención sin demora).

La prioridad es estar disponible para el público, ofreciendo la impresión de que el usuario jamás interrumpe, evitando transmitir la sensación de tener otra ocupación más importante. Aunque se pueden desarrollar muchos trabajos internos en momentos de baja afluencia, no debemos parecer tan absorbidos como para causar rechazo en el usuario.

Los mostradores y despachos públicos deben estar siempre atendidos, y por tanto planificado el régimen de sustituciones y turnos para conseguirlo. El personal que los atiende será accesible física y visualmente, facilitando el acercamiento. No conviene estar no visible, de espaldas o de lado, etc., sino entrar en contacto visual con nuestros usuarios: mirarlos y que nos vean.

Cuando veamos usuarios desorientados, dubitativos o expectantes, debemos ofrecer ayuda, interesarnos: “¿Puedo ayudarle en algo?”, “¿Está atendido?”, “¿Encuentra lo que busca?”

Cuando sea necesario, es pertinente provocar el diálogo si el usuario no lo inicia, animarle a que se exprese.

Hemos de tener a mano bien actualizada y clasificada, la documentación necesaria (folletos, impresos, horarios, normas, carnets, listados y material de apoyo) para facilitar las respuestas o relaciones más comunes.

Muchos usuarios son reacios a pedir ayuda o a reconocer que la necesitan y no son autosuficientes. Debe actuarse con tacto, trasmitiéndoles nuestra disposición y función de ayudarles

En cualquier momento, y como norma habitual, derivar el problema o consulta a otra persona, sección o unidad, pero NUNCA responder simplemente con un “no lo sé”, o “no se puede hacer nada”. Tomar nota del teléfono o correo electrónico del usuario también puede resultar conveniente para informarle de los resultados de nuestras posteriores indagaciones.

En cuanto convenga y sea oportuno, es bueno identificarse con el nombre, para personalizar la relación, crear confianza y establecer vínculos.

Conviene hacer transparente el compromiso personal con la resolución del problema del usuario: “En cuanto tenga un momento, lo consulto y le llamo”, “Yo me encargo”

Cuando estemos con algún usuario que ha de ser atendido por otro compañero, debemos acompañarlo y presentárselo personalmente, indicándole además delante de él qué asunto ha de resolverse. Si simplemente se le remite a otro servidor sin mayores detalles, tendríamos que iniciar las explicaciones de nuevo y lo conseguido hasta entonces se pierde y le haríamos perder el tiempo tanto a él como a nuestro compañero. Si resulta físicamente imposible acompañarle, al menos pondríamos en antecedentes a nuestro compañero por teléfono.

Debemos tener en cuenta que algunos usuarios o problemas pueden requerir confidencialidad o discreción, aun cuando nos parezcan asuntos inocuos. Cuando lo detectemos, actuaremos en consecuencia: “Pase al despacho, por favor”

La comunicación e interacción con el usuario

Con carácter general se deben tener en cuenta cuatro variables fundamentales que pueden afectar positiva o negativamente la interacción del personal de atención al público con el usuario:

a) Actitud corporal:

• Mirar a los ojos. El contacto visual indica que el canal de comunicación está abierto.

• Saludar con la mirada. Es la manera de informar al usuario de que somos conscientes de su presencia y estamos en disposición de atenderle.

• Sonreír y utilizar gestos que indiquen que estamos receptivos y abiertos. Ayuda y facilita la comunicación.

• Utilizar una buena postura. Indica nuestro grado de atención y disponibilidad. Evite cruzarse de brazos pues esto muestra un sentido de desinterés ante el usuario.

b) Expresión oral:

• Saludar. En la atención presencial es el inicio de la comunicación.

• Comunicarnos con claridad y simplicidad. Nuestra forma de expresarnos debe ser clara y sencilla para ayudar a la comprensión por parte del usuario.

• Usar un vocabulario fácilmente comprensible y ajustar, en la medida de lo posible, el lenguaje al nivel académico y circunstancias particulares del usuario.

• Emplear un tono de voz adecuado. No es necesario hablar con un tono de voz alto para ser escuchado, tiene una connotación de autoridad que en servicio al usuario puede ser contraproducente. Tampoco hablar muy bajo es la técnica correcta, esto refleja inseguridad. Si el ambiente lo permite, un tono de voz moderado es apropiado para que las personas escuchen sus palabras y las reciban adecuadamente.

• Hablar pausado y claro de forma que el usuario alcance a escuchar cada palabra.

• Utilizar siempre el “usted” como fórmula para dirigirnos a cualquier usuario en un primer momento, con independencia de su categoría, edad, condición etc.

• Dar mensajes claros, directos y coherentes. Si tenemos que hacer algo mientras le atendemos (consulta a la base de datos, llamada telefónica, ir a buscar un impreso, etc.), lo explicaremos. De lo contrario podemos producir una sensación de desconcierto en el usuario.

c) Escucha activa y asertividad

Una vez que el usuario empieza a hablar hay que poner en juego la Escucha activa. Hay que enterarse de lo que dice, no de lo que nos parece que dice.

A veces recibimos muchos datos que esconden la información que necesitamos para iniciar la atención al usuario. Otras veces tenemos que completar la información recibida haciendo las preguntas pertinentes.

Tanto para una cosa como para la otra, es necesario captar lo que nuestro interlocutor nos quiere decir. Ser precipitados al principio puede hacernos perder el tiempo al final. Para saber escuchar es necesario:

• Tener la mente abierta • No pensar “Ya se lo que me va a decir”. • Intentar relajarse • Procurar tener una actitud positiva. • Ser amable y demostrarlo. • Pedir aclaraciones y preguntar en el momento oportuno; es decir, cuando nuestro interlocutor crea que se ha expresado suficientemente. • Saber identificar los problemas. Estar atento a las dificultades que aparezcan en cada caso. • Ofrecer la información necesaria. Evitar dar información no solicitada por el usuario que pueda provocar confusión en la respuesta.

La Asertividad es una técnica que nos hace capaces de manifestarnos tal y como somos, diciendo lo que pensamos, sin provocar en las otras personas conductas agresivas, de rechazo o de huida, y además, sin guardar internamente ningún sentimiento de lucha o agresión. También nos ayuda a aceptar y canalizar las críticas como una aportación positiva y como un elemento para mejorar profesionalmente.

ATENCIÓN TELEFÓNICA.

La atención telefónica también tiene carácter inmediato. Sin embargo, la comunicación se realiza únicamente a través de la palabra, por lo que es primordial, no sólo el mensaje comunicado, sino la forma de comunicarlo y, sobre todo, nuestro tono de voz. Éste deberá adecuarse a las circunstancias de la conversación, vocalizando y a una velocidad menor que si se tratara de una atención presencial.

Al teléfono nuestra sonrisa “se escucha”, se percibe al otro lado de la línea.

Recomendaciones generales en la Atención Telefónica.

a) Recomendaciones relacionadas con el entorno:

  • Tener el teléfono bien accesible y adoptar una postura cómoda durante la comunicación.

  • Sostener el auricular con la mano contraria a la que se utiliza habitualmente para escribir, con el fin de tener esa mano libre para anotar los mensajes.

  • Tener los documentos y material necesarios para una correcta atención de la llamada bien cercanos y a la vista: el equipo de cómputo con todos los programas necesarios.

  • Evitar en la medida de lo posible los ambientes ruidosos que dificulten la concentración o que puedan interferir la llamada atendida.

b) Recomendaciones relacionadas con la actitud personal:

  • Ser educado con sus interlocutores, debiendo expresar cordialidad y amabilidad

  • Ser positivo con sus palabras.

  • Cuidar el tono y el volumen de la voz.

  • Vocalizar adecuadamente. La velocidad de locución no debe ser tan rápida como para resultar ininteligible al receptor. Tampoco será muy lenta pues denota inseguridad y poca convicción. Si es necesario, deletrear la palabra.

  • No dudar en reformular la demanda para ver si la hemos entendido bien

  • Intentar ser concreto en las informaciones que aportamos.

  • Para hacerle entender que se le escucha con atención se recomienda intercalar, mientras mantenemos la conversación, expresiones del tipo “sí”, “de acuerdo”, “entiendo”, etc.

  • En el caso de que nuestro interlocutor se muestre desconfiado, ponga objeciones, exprese signos de protesta, se muestre agresivo, etc., es importante no entrar en su misma dinámica, así como escuchar de forma abierta no adaptar la misma actitud de nuestro interlocutor.

Recepción de llamadas

La atención de las llamadas telefónicas empieza ya antes de iniciar la conversación con la prontitud con que descolgamos el teléfono. Lo más recomendable es que el número de tonos no exceda de tres.

• Fórmula de bienvenida: identificación de la unidad.

• Llamadas Internas:

Con carácter general, se identificará claramente el puesto de trabajo.

• Llamadas Externas:

Se comenzará identificando la Entidad Publica seguido por la fórmula de identificación en llamadas internas. Si el resultado es excesivamente largo, se puede buscar una abreviatura.

• Fórmula de saludo. Tras la identificación se hará un saludo del tipo “Buenos días” o “buenas tardes”, que resulta más cordial que el simple “dígame” o el “¿Sí?”.

• Como norma general se pedirá, si el interlocutor no lo ha hecho antes, que se identifique. Será imprescindible cuando se transfiera su llamada a otra persona o cuando la información solicitada así lo requiera.

Para identificar a nuestro interlocutor se utilizarán fórmulas del tipo “Podría decirme su nombre, por favor”, “Con quién hablo, por favor”

• Desarrollo

Lo más común es que el interlocutor realice a continuación su demanda, que será habitualmente de dos tipos:

• Solicitar información, pero sin requerir la intervención telefónica de nadie en particular. En este caso se actuará de la siguiente manera:

  • Proporcionarle la información si se dispone de ella

  • Si no se dispone de la información personalmente o creemos que sus necesidades informativas no han sido satisfechas, se procederá a la transferencia de la llamada a la unidad o persona oportuna dentro de la Oficina o Área.

  • Si la información solicitada no corresponde a la actividad desarrollada en la Oficina o área, se procederá a transferir la llamada a la Central Telefónica, o bien de forma directa le facilitaremos un número correspondiente de la Oficina o área donde consideremos que pueden solucionar su consulta, o en su caso, se procederá a transferir la llamada, todo ello haciendo uso del directorio telefónico actualizado.

• Solicitar la intervención de una persona en particular. Se procederá entonces a la transferencia de la llamada.

• Transferencia de llamadas

Se transferirá la llamada a otro terminal telefónico en los siguientes casos:

• Solicitud de información que nosotros no podemos proporcionarle.

Antes de poner en espera al interlocutor, es conveniente, comentarle que, para poder satisfacer sus necesidades, necesitamos buscar una información o bien transferirlo a otra persona. Explicárselo y preguntarle si está dispuesto a esperar o bien prefiere que lo llamemos con posterioridad una vez que dispongamos de la información, o bien que vuelva a llamarnos transcurrido un tiempo prudencial.

• Interés del interlocutor de hablar con otra persona.

Primero se comentará a nuestro interlocutor si es posible o no comunicarle con la persona que ha solicitado, y después se le pedirá que se identifique. De lo contrario puede parecer que tenemos algún motivo de carácter personal para no comunicarle después de conocer su nombre. Lo normal es que se dé una de estas dos situaciones:

Imposibilidad de conectar con el destinatario de la llamada. (2 opciones)

• Está ocupado:

-Si por cualquier circunstancia se va a demorar la posibilidad de hablar con la persona en cuestión, se le comunicará y preguntará si desea esperar, o bien se le pedirá que llame más tarde o se le llamará en cuanto esté disponible.

-Anotaremos su mensaje -Recordar el mensaje y las conclusiones acordadas

• No está presente:

-Es recomendable utilizar una expresión como por ejemplo “Lo siento, pero en este momento no puede atenderle, ¿podría ayudarle en algo?”.

-En otro caso, anotaremos su mensaje en el sistema pertinente.

-Recordar el mensaje y las conclusiones acordadas

Cuando finalmente se transfiera a la persona requerida la llamada, habrá que informarle de la identidad del interlocutor y del motivo de la misma. De lo contrario, aquél deberá volver a solicitar nuevamente todos los datos al interlocutor.

• Despedida

Se recomienda agradecer la llamada realizada, independientemente de su contenido.

Realización de llamadas

• Planificación

Toda llamada telefónica parte de una necesidad y será conveniente establecer previamente el objeto de la misma.

• Presentación

Se iniciará la conversación respondiendo con el mismo saludo con el que el otro comunicante nos ha recibido. Si nuestro interlocutor no ha utilizado ningún saludo, lo emplearemos nosotros cuando haya finalizado su frase de recibimiento. A continuación, procederemos a identificarnos:

  • En primer lugar, sería recomendable facilitar nuestro nombre

  • En segundo lugar, en el caso de que se trate de una llamada interna, se identificará la unidad o área en la que trabajamos siguiendo las mismas pautas recogidas en la recepción de llamadas; o si es una llamada externa, se identificará la Entidad Pública. En determinadas llamadas externas también se dirá el nombre de la Unidad o área.

En el caso de que se realice la llamada en nombre de alguien, se dirá a continuación de parte de quién se llama.

• Desarrollo

A continuación, realizaremos nuestra llamada. Tanto si se va a solicitar la presencia de un interlocutor determinado, como si se pretende solicitar información, se recomienda utilizar formas verbales condicionales y no con sentido imperativo, tales como: “Por favor, podría comunicarme con ...”, “Por favor, me gustaría hablar con ...”, “Por favor, podría informarme de ...”

• Despedida

Antes de concluir la conversación se procederá, a recordar en caso necesario, junto con el otro interlocutor, lo que se ha acordado, así como:

  • Informarse de las horas más convenientes si debemos volver a llamar.

  • Si hay que enviar un correo o fax, confirmar la dirección exacta, etc.

Se agradecerá el habernos atendido. Para ello se empleará, por ejemplo, la siguiente fórmula: “Gracias por su ayuda, Buenos días/tardes”

ATENCIÓN VIRTUAL. El correo electrónico es uno de los medios de comunicación que más se utilizan en nuestro Servicio, por esto, debe ser revisado regularmente durante el día y dar respuesta inmediata a las consultas o solicitudes que nos realicen por este medio.

En caso de que necesite un poco más de tiempo el ejecutar la tarea, se debe dar una respuesta para hacer saber al usuario esta situación, como por ejemplo:¨Su solicitud ha sido registrada, estoy trabajando en ella, en cuanto lo resuelva se lo comunico, muchas gracias.¨

Ante todo es necesario ponerse en el lugar del usuario. Los buzones electrónicos son otro mostrador más de atención al usuario. La recolección de solicitudes y el suministro de respuestas por esta vía debe estar prevista y organizada.

Al final del correo es importante que aparezca siempre el nombre completo del remitente, puesto y número de teléfono.

HABILIDADES TÉCNICAS

Atención al usuario y servicio de información

Información y orientación general

La información u orientación general es la base de la atención al usuario, la que se facilita para responder de entrada a cualquier solicitud o trámite. En muchos casos es la única respuesta que se necesita de la Entidad Pública, por lo que se trata de un aspecto vital para la relación con el usuario, donde se empieza a generar confianza.

Suele ser información rápida, orientativa, resuelta en el acto, con los propios medios de quien la facilita, etc. Constituye el soporte para otros servicios más especializados o concretos, tales como información especializada. Abarca, pues, un gran número de tramites breves.

La información general, naturalmente, es competencia de todo el personal, pero en particular atañe a quienes atienden los mostradores públicos, de forma estable o esporádica.

Para un buen servicio de información general es preciso exhibir en las cercanías del módulo de atención y en el entorno de accesos (anuncios) documentación impresa: folletos, hojas informativas, impresos, carteles, etc.

Una forma de gestionar la carga de trabajo en preguntas muy comunes es tener respuestas preparadas en forma de hojas o informes impresos, fotocopias hechas, listados de mucho uso, etc.

Información especializada

Constituye la solución de una demanda informativa compleja, que requiere una entrevista de referencia y un análisis detallado del problema. A diferencia de la orientación general, abarca un pequeño número de tramites o relaciones de larga duración.

Es competencia del personal especializado y supone un cierto dominio de los contenidos científicos a los que se refiere la demanda, así como de los recursos y técnicas documentales.

La entrevista de referencia en información especializada para una búsqueda lleva su tiempo, suele responder a una cita previa y desarrollarse en un ambiente de cierta privacidad. Además de aclarar las cuestiones básicas de tipo de usuario, finalidad, urgencia y exhaustividad de la demanda o solicitud, profundiza en:

• La definición precisa y detallada del problema: “Hábleme acerca del tema en que está trabajando”, “¿Qué le gustaría saber sobre X?”

• Anteriores búsquedas o experiencias del usuario en la materia: “¿Qué ha encontrado usted hasta el momento?” ¿Qué documentación le ha sido útil otras veces?” La búsqueda de información, además de una “entrevista de referencia”, suele requerir un trabajo relativamente lento, riguroso, con frecuencia diferido en el tiempo, que implica manejar y contrastar fuentes de información diversas, hacer una selección y valoración de la documentación, presentar adecuadamente resultados, etc. La evaluación de la información es el proceso más delicado y el que mayor valor tiene (y está relacionado con la selección de recursos).

El servicio inmediato suele ser preferido en la solicitud de búsquedas, pero la naturaleza de esta prestación hace que pueda ser más adecuada, por rigurosa y completa, una búsqueda diferida en el tiempo. Sin embargo, la búsqueda en el momento tiene la ventaja de contar con el usuario para orientar las indagaciones. De todo ello conviene advertir al usuario, sobre las ventajas y desventajas, para que elija. Cada tipo de búsqueda puede requerir un procedimiento y siempre caben soluciones mixtas.

Igualmente, conviene informar al usuario de las diferentes posibilidades y estrategias de búsqueda, las fuentes que pueden utilizarse, su cobertura o alcance y los costos que puede suponer, si es el caso. Suele ser pertinente una aclaración sincera sobre el valor de la información facilitada: su fiabilidad, exhaustividad, utilidad, limitaciones, etc. Es habitual que el usuario tenga unas expectativas superiores cuando nos movemos en el terreno de la información electrónica, hay que contar con ello.

No hay que temer sino fomentar la evaluación procedente de los usuarios (“feedback”), ya que nos sirve para aprender y mejorar, para ser más útiles y necesarios. Además, favorece que el usuario sea el que tenga el control sobre los servicios, que “su percepción” nos dirija y oriente (él es quien define la “calidad”), lo que nos ayudará a generar confianza y tener éxito. Necesitamos tanto los reconocimientos como las críticas.

En los servicios llevados a cabo, resulta vital aprender de la experiencia y aprovecharla en nuevos servicios que se prestarán en el futuro. La atención al usuario se mejora, en sus formas y en sus resultados, con la práctica.

ATENCIÓN AL USUARIO

Atención a colectivos especiales

En este apartado, se facilitan pautas de actuación o comportamientos que se pueden utilizar ante ciertos colectivos especiales, los cuales exigen una atención adecuada a su realidad específica. Dichos colectivos son los siguientes:

Adultos mayores

Debemos tener en cuenta que el colectivo de personas mayores representa cada vez una proporción mayor de la población. Por tanto, merecen que nos acerquemos a su realidad específica para poder satisfacer sus necesidades concretas. Su atención no implica criterios diferentes a los del resto, pero si implica poner más énfasis en algunos aspectos para adaptarnos a sus características:

• Acogerles con una actitud cordial, positiva, optimista y constructiva.

• Respetar su ritmo de expresión y comprensión sin impacientarnos.

• Vocalizar correctamente, elevar ligeramente el tono de voz si captamos deficiencias auditivas.

• Hablar con un ritmo moderado o lento, si es necesario.

• Utilizar un lenguaje claro.

• Ser exhaustivos a la hora de dar instrucciones.

• Resumir las instrucciones o los datos generales con notas breves, siempre escritas con letra grande y clara.

Extranjeros

• Tener en cuenta las dificultades de idioma y, por tanto, de comprensión.

• Considerar las posibles diferencias culturales, religiosas, etc.

• Asimilar las especiales circunstancias que pueden presentar.

Personas con discapacidad

Con frecuencia la recepción de usuarios con discapacidad crea cierta inseguridad al personal bibliotecario, poco habituado a atenderlos. La norma básica es ofrecer siempre un trato natural, amable y respetuoso.

Presentamos unas recomendaciones básicas para interactuar apropiadamente con usuarios con discapacidad.

• Nos presentaremos e identificaremos como personal de la Entidad Publica.

• No evitaremos expresiones comúnmente aceptadas y de uso frecuente, como ver, observar, mirar, cuando hablemos con personas con discapacidad visual; andar moverse, etc., cuando hablemos con personas con discapacidad motriz, etc.

• Preguntaremos al usuario qué necesita y sólo ofreceremos la ayuda que nos demande.

• No transmitiremos ni condescendencia, ni compasión, ni sobreprotección.

• Es fundamental que el personal siempre esté atento a la ubicación de usuarios con características especiales para avisarles en caso de emergencias o alarmas.

• Si la persona con discapacidad va acompañada, nos dirigiremos a ella directamente, en vez de dirigirnos a su acompañante como único interlocutor.

■ Discapacidad visual

• No mostrar nerviosismo; se dará cuenta de nuestra actitud tensa.

• Para que capte nuestra presencia llevemos la iniciativa en el saludo, estableciendo un leve contacto de nuestra mano con su brazo y preguntando en que podemos ayudar.

• Hablaremos directamente con la persona invidente que atendamos y no utilizaremos de intérprete a algún posible acompañante.

• Hablaremos con un volumen de voz moderado (los invidentes oyen perfectamente).

• Utilizaremos con naturalidad las expresiones verbales relacionadas con la visión: “Verá como no tiene ningún problema”, “Vamos a ver… ”, etc.) . Estas expresiones son parte del lenguaje que utiliza un invidente.

• Utilizaremos un lenguaje explícito en sí mismo, ya que la persona ciega no ve los gestos que hacemos con las manos ni capta nuestro lenguaje corporal.

• Concretar las posiciones de elementos físicos tomando como referencia a la persona en cuestión: “A su izquierda”, “Justo detrás de Ud.”

■ Discapacidad auditiva

• Antes de hablarles, asegurémonos de que nos mira o llamemos su atención con un gesto que indique que comenzamos a hablar.

• Nunca nos dirigiremos al usuario desde su espalda o desde una dirección donde no pueda vernos.

• Vocalizar con claridad, pero no gritar.

• Hablar poco a poco.

• Construir frases cortas y simples.

• Acompañemos nuestros mensajes con gestos y palabras escritas tantas veces como sea necesario.

■ Discapacidad física motriz

• Tratarlos con naturalidad.

• Démosles la ayuda que necesiten para compensar las dificultades de manipulación y desplazamiento que tengan.

• Si tenemos duda de que tipo de ayuda necesitan, no nos precipitemos y preguntémosles directamente.

• No nos dejemos impresionar por el aspecto físico que tengan.

• Adaptémonos a su ritmo de movimientos.

• Seamos discretos y no preguntemos el origen o las causas de su lesión.

PROBLEMAS QUE SE PUEDEN PRESENTAR

Al atender a un usuario descontento hay que tener en cuenta que, en este tipo de situaciones, a veces todos tienen razón. La persona descontenta cree que tiene buenas razones para estarlo: no es habitual que alguien se enoje por el mero hecho de hacerlo. Posiblemente todo lo que desea en ese momento es poder manifestar su enfado y suprimir la causa que lo ha provocado.

Las situaciones difíciles suelen aparecer por la situación incómoda que en un momento dado, afectan tanto al usuario como al Servidor. Como regla general podemos decir que el comportamiento básico que debemos mantener ante un usuario difícil es el siguiente:

• Calmarlo, escuchándolo atentamente y sin interrupciones. • Empatizar • No presionarlo • Disculparse y asumir la propia responsabilidad si fuera necesario.

Si, pese a todo, la tensión surge por parte del usuario, el empleado ha de intentar:

• Llevar al usuario a un lugar más reservado, donde continúe atendiéndolo.

• Procurar que atienda al usuario otro compañero. Si la situación es un tanto escandalosa, cualquier compañero puede acercarse para ayudar a normalizar la situación.

Un caso común es el de la persona que viene predispuesta a quejarse a la menor ocasión que tenga. En estos casos, se debe poner más énfasis en atenderle correctamente, sin reaccionar a su manera de comportarse. Es decir, no alzaremos la voz, ni adoptaremos actitudes agresivas.

Cuando la persona que estamos atendiendo grita, la postura correcta es no levantar la voz, hablarle pausadamente y en un tono suave. Con esta actitud por nuestra parte se dará cuenta de que no nos intimida y perderá la posición dominante que creía poder conseguir.

Si de todas formas se altera, alza la voz y grita, sin que podamos remediarlo, lo mejor es avisar al superior jerárquico para que lo atienda en otro sitio, ya que a veces estas situaciones alteran a otras personas que están cerca.

Nunca es agradable escuchar reclamaciones. A pesar de ello, no conviene interrumpir cuando se nos presenta una, ya que no conseguiríamos más que alimentar el descontento y provocar que aumente la tensión. Hemos de demostrar que comprendemos el problema, resumiéndolo cuando termine de expresarlo, lo que le hará darse cuenta al usuario de que se le ha escuchado.

Hay que tener cuidado al expresarse: nunca digamos que el problema es poco importante ya que si el usuario se queja es porque lo considera importante. Es siempre recomendable que se le facilite la formalización de una sugerencia o queja para que quede evidenciado por escrito su malestar.

A veces hay quien busca la complicidad del empleado hablando mal de la Institución, aunque exonerando de culpa al trabajador o a los trabajadores con los que se relacionan. No hay que entrar en esa dinámica. Lo mejor es centrarse en la situación concreta que se está tratando y no dejarse llevar por esos comentarios, que, como mínimo, nos harán perder tiempo a nosotros, a la persona que atendemos, y a los que puedan estar esperando

En todo caso, es fundamental tener en cuenta estos tres aspectos:

• No rebajar o culpar al usuario • No culpar a la Institución: nosotros somos la Institución • No responder con ira o agresividad.

Cuando un usuario da una opinión negativa sobre el contenido de una norma en la que apoyamos nuestra gestión, debemos mantenernos firmes en los criterios de actuación y el contenido de las normas, estemos o no de acuerdo personalmente con ellas. De lo contrario, podríamos provocar una conversación que no tendría nada que ver con nuestro trabajo.

Dependiendo del caso puede ser útil utilizar la técnica del “disco rayado”, que consiste en reiterar de forma tranquila y persistente el mensaje que tenemos que manifestar. Así, enfocamos la atención sobre el punto central que queremos hacer entender y no permitimos la intromisión de los razonamientos que se nos hacen para conseguir algo que no es posible.

Una técnica para tratar con las criticas manipulativas es la del “banco de niebla”. Consiste en reconocer que nuestro interlocutor, en parte o en todo puede tener razón, pero que en definitiva nosotros tenemos que ajustarnos a nuestro modo de actuación y no nos sentimos por ello avergonzados o ansiosos, ni estamos a la defensiva: “Sí, tiene Vd. Razón, pero…”, “Sí, es posible que .., no obstante ”, “A Vd. no le falta razón, pero comprenderá que nosotros tenemos que ajustarnos a nuestros procedimientos.”

Este comportamiento verbal no ataca ni ofrece resistencia, el efecto que produce es como el de una nube de niebla que no presenta resistencia contra cualquier objeto que se lance contra ella. Asumir la crítica, siendo conscientes de que todos nos podemos equivocar y sin que tengamos que sentirnos culpables, quita la fuerza a los que pretenden hacer de la crítica un arma arrojadiza.

Un usuario intenta insistentemente que le permitamos un trámite, le demos una información, etc., que no podemos facilitarle.

Le explicaremos con la mayor cordialidad que lo que nos está solicitando no podemos dárselo. Si, pese a nuestra explicación, insiste, puede ser un buen momento para utilizar la técnica del “disco rayado”: le dejaremos hablar y le indicaremos repetidamente que entendemos sus motivos y/o necesidades, pero que, en definitiva, nosotros tenemos que ajustarnos a nuestro modo de actuación.

Derivar a esta persona a la Unidad de Atención a Usuarios sólo sirve para dar a entender que allí pueden hacerse excepciones, lo que es una idea totalmente contraria a nuestra filosofía de servicio.

Uno o varios usuarios están hablando en un tono que molesta al resto.

En estos casos lo más indicado es levantarse y acercarse a la persona o personas y pedirles que salgan fuera para mantener esa conversación, de tal forma que no interfieran el trabajo de los demás.

Siempre que, por el motivo que sea, debamos llamar la atención a alguien, saldremos del mostrador y nos acercaremos al usuario haciéndole ver con la mayor educación que su conducta no está siendo adecuada en la biblioteca e invitándole a que deje de mantenerla.