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Como se ha visto en el apartado anterior, la especialización deportiva desde edades tempranas es una realidad y hay que tener en cuenta que esta puede tener efectos negativos sobre los niños y niñas fundamentalmente desde el punto de vista físico y psicológico.

Como se ha visto en el apartado anterior, la especialización deportiva desde edades tempranas es una realidad y hay que tener en cuenta que esta puede tener efectos negativos sobre los niños y niñas fundamentalmente desde el punto de vista físico y psicológico.

De Santana (2005), contempla posibles consecuencias negativas en la especialización precoz como: la falta de rendimiento en fases posteriores o el abandono prematuro. A, se van a tratar ambas consecuencias, se iniciará por la primera. Estos efectos de falta de según Galilea (2017) se refieren a situaciones de sobrecarga tanto sobre el aparato locomotor como sobre su sistema cardiopulmon, consecuencia de un entrenamiento severo.

En la misma línea Mandado y Díaz (2004) Recopilación de datos de diferentes autores, señalan que una especialización precoz, puede tener repercusiones negativas sobre la estructura músculo-esquelética (cartílagos de crecimiento, tejido óseo, articulaciones, etc.) cuando la intensidad y la frecuencia de las acciones mecánicas a las que es sometido el niño / a no son adecuadas a su edad, ya que pueden producirse lesiones agudas y crónicas derivadas de la sobrecarga o la utilización excesiva de una estructura corporal todavía inmadura. Por ejemplo, Post et al., (2017) estudiaron a 2.000 sujetos aproximadamente y observaron que las probabilidades de sufrir una lesión son más elevadas en los jugadores con especialización deportiva (inmersión en un solo deporte) en comparación de los que no lo están ( 91% frente a 45%).

La principal consecuencia de la especialización previa es el aumento del riesgo de lesión. Las lesiones que más se producen en los jugadores especializados por sobreuso o sobrecarga (DiFiori et al.2014; Jayanthi et al.2015, Post et al.2017; Rugg et al.2017).

Por otra parte, y ya en referencia a la segunda consecuencia relacionada con el factor psicológico y posible abandono, Buceta (2004) dice que si la actividad es muy estresante o frustrante, lo más probable es que los deportistas abandonen el deporte y pierdan de este modo la posibilidad de obtener los beneficios asociados a éste, con lo que, además, será más improbable que, en su etapa adulta, consoliden el hábito de hacer ejercicio físico.

De la misma manera, diferentes autores (Legido, 1986; Nattiv y Mandelbaum, 1993; Léglise, 1997) han alertado sobre el impacto negativo argumentando que la elevada carga psicológica, consecuencia del entrenamiento precoz intenso, la excesiva responsabilidad, el abandono del núcleo familiar, las experiencias frustrantes, etc. pueden derivar en diferentes desórdenes afectivos como ansiedad, depresión, desordenes alimenticios y conductuales, problemas académicos, inadaptación social y producir un agotamiento psicológico que, en última instancia, traiga consigo el abandono prematuro de la práctica deportiva.

Un estudio realizado por Mandado y Díaz (1993) sobre una muestra de gimnastas españolas refleja que un elevado porcentaje (63,2%) se inicia en la competición sistemática entre los 9 y los 11 años, y la abandona, en la mayoría de los casos, entre los 15 y los 18 (tabla 2).


Según Weineck (2019), desde el punto de vista deportivo, biológico y metodológico, los riesgos de una especialización precoz se concretan sobre todo en los siguientes puntos:

- La carga y contenido de entrenamiento, a menudo unilateral descuidan la necesidad de una formación básica, polideportiva, como fundamento de las posteriores cargas voluntarias e intensas.

- Las cargas físicas unilaterales y un aumento rápido pueden originar sobrecargas en los sistemas que las soportan.

- Las cargas unilaterales, monótonas y demasiado intensas pueden provocar rápidamente una saturación o una sobrecarga psíquica.

Así, la especialización precoz provoca en la mayoría de los casos un rápido estancamiento en el rendimiento (futuro), pues se carece de una formación corporal variada y repertorio de movimientos suficientemente desarrollados, además de otras habilidades claves en la comprensión del juego. Todo ello bajo el paraguas de un impacto psicológico contraproducente debido a la presión constante ejercida sobre el individuo (MBP, 2020).

DC

Como se ha visto en el apartado anterior, la especialización deportiva desde edades tempranas es una realidad y hay que tener en cuenta que esta puede tener efectos negativos sobre los niños y niñas fundamentalmente desde el punto de vista físico y psicológico.

Como se ha visto en el apartado anterior, la especialización deportiva desde edades tempranas es una realidad y hay que tener en cuenta que esta puede tener efectos negativos sobre los niños y niñas fundamentalmente desde el punto de vista físico y psicológico.

De Santana (2005), contempla posibles consecuencias negativas en la especialización precoz como: la falta de rendimiento en fases posteriores o el abandono prematuro. A, se van a tratar ambas consecuencias, se iniciará por la primera. Estos efectos de falta de según Galilea (2017) se refieren a situaciones de sobrecarga tanto sobre el aparato locomotor como sobre su sistema cardiopulmon, consecuencia de un entrenamiento severo.

En la misma línea Mandado y Díaz (2004) Recopilación de datos de diferentes autores, señalan que una especialización precoz, puede tener repercusiones negativas sobre la estructura músculo-esquelética (cartílagos de crecimiento, tejido óseo, articulaciones, etc.) cuando la intensidad y la frecuencia de las acciones mecánicas a las que es sometido el niño / a no son adecuadas a su edad, ya que pueden producirse lesiones agudas y crónicas derivadas de la sobrecarga o la utilización excesiva de una estructura corporal todavía inmadura. Por ejemplo, Post et al., (2017) estudiaron a 2.000 sujetos aproximadamente y observaron que las probabilidades de sufrir una lesión son más elevadas en los jugadores con especialización deportiva (inmersión en un solo deporte) en comparación de los que no lo están ( 91% frente a 45%).

La principal consecuencia de la especialización previa es el aumento del riesgo de lesión. Las lesiones que más se producen en los jugadores especializados por sobreuso o sobrecarga (DiFiori et al.2014; Jayanthi et al.2015, Post et al.2017; Rugg et al.2017).

Por otra parte, y ya en referencia a la segunda consecuencia relacionada con el factor psicológico y posible abandono, Buceta (2004) dice que si la actividad es muy estresante o frustrante, lo más probable es que los deportistas abandonen el deporte y pierdan de este modo la posibilidad de obtener los beneficios asociados a éste, con lo que, además, será más improbable que, en su etapa adulta, consoliden el hábito de hacer ejercicio físico.

De la misma manera, diferentes autores (Legido, 1986; Nattiv y Mandelbaum, 1993; Léglise, 1997) han alertado sobre el impacto negativo argumentando que la elevada carga psicológica, consecuencia del entrenamiento precoz intenso, la excesiva responsabilidad, el abandono del núcleo familiar, las experiencias frustrantes, etc. pueden derivar en diferentes desórdenes afectivos como ansiedad, depresión, desordenes alimenticios y conductuales, problemas académicos, inadaptación social y producir un agotamiento psicológico que, en última instancia, traiga consigo el abandono prematuro de la práctica deportiva.

Un estudio realizado por Mandado y Díaz (1993) sobre una muestra de gimnastas españolas refleja que un elevado porcentaje (63,2%) se inicia en la competición sistemática entre los 9 y los 11 años, y la abandona, en la mayoría de los casos, entre los 15 y los 18 (tabla 2).


Según Weineck (2019), desde el punto de vista deportivo, biológico y metodológico, los riesgos de una especialización precoz se concretan sobre todo en los siguientes puntos:

- La carga y contenido de entrenamiento, a menudo unilateral descuidan la necesidad de una formación básica, polideportiva, como fundamento de las posteriores cargas voluntarias e intensas.

- Las cargas físicas unilaterales y un aumento rápido pueden originar sobrecargas en los sistemas que las soportan.

- Las cargas unilaterales, monótonas y demasiado intensas pueden provocar rápidamente una saturación o una sobrecarga psíquica.

Así, la especialización precoz provoca en la mayoría de los casos un rápido estancamiento en el rendimiento (futuro), pues se carece de una formación corporal variada y repertorio de movimientos suficientemente desarrollados, además de otras habilidades claves en la comprensión del juego. Todo ello bajo el paraguas de un impacto psicológico contraproducente debido a la presión constante ejercida sobre el individuo (MBP, 2020).